miércoles, 14 de noviembre de 2018

SOY LIBRE, NO TU VÍCTIMA

De nuevo las llagas de la tortura humana en su mejor expresión del machismo y de “la maté porque era mía” me inundan, me amargan. Nunca lo había escrito, pero hoy me veo obligada, quiero hacer una denuncia personal y pública de cómo me sigo sintiendo después de tantos años.
El regentaba un negocio, coincidió que tuve que negociar una actividad allí. Ese fue el inicio de una amarga historia de persecución, difamación y obsesión por conseguirme como mujer.
Continuamente mis palabras públicas denuncian que tenemos un sistema de protección a la mujer contra la violencia que no está funcionando, que me lo cuenten a mí.
Es fundamental que acabemos con la victimización de las mujeres, tenemos que ser libres, independientes, autosuficientes para poder tomar nuestras propias decisiones.
Al que hay que acorralar es al que violenta, viola o daña a una mujer, en cualquiera de las versiones. Acabar con ese afán de los inseguros patológicos que tienen que ponerse por encima de ti para demostrar que los “tíos” siguen siendo superiores. Una mierda. Panda de inseguros, mentes blandas e inútiles, vagos maleantes. Os odio. A esos violentos, maltratadores, a esos hombres que no han aprendido a ser persona. A amar y respetar a la pareja, a amar incondicionalmente a tu prole. Esa gentuza que frente a la incapacidad de comunicarse con su pareja y soportar las frustraciones de la vida, decide agredir y maltratar a una mujer, a su compañera.
Afortunadamente ya no estás aquí para seguir jodiendo mi vida, afortunadamente decidiste dejar tu vida. Espero te estés quemando en el infierno. Soy libre, no tu víctima.

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